Un estudio de Marketing Alternativo reporta tres datos: la confianza en el Gobierno y en el presidente sube 36%, la gestión alcanza 60% de valoración y 85% aprueba el manejo del caso SeNaSa. Útiles para tomar el pulso, pero incompletos sin ficha técnica pública. Los registramos y seguimos esperando muestra, fechas y margen de error.
¿Qué explican, si son correctos? Que una parte de la ciudadanía distingue entre delito presunto y respuesta del Estado. La señal que premian no es el discurso, sino el proceso abierto, la actuación del Ministerio Público y la continuidad del servicio en SeNaSa. La lectura es pragmática: investigar y sostener la cobertura vale más que blindar reputaciones.
Pero la confianza no es un trofeo; es un contrato renovable. Este repunte puede revertirse si el expediente se diluye, si los controles no cambian o si la comunicación se vuelve autocomplaciente. El caso SeNaSa no es un eslogan: es una auditoría a la capacidad del Estado para sancionar, recuperar y corregir.
Tres pruebas de fuego
- Resultados judiciales: condenas, decomisos efectivos y reparación del daño.
- Cambios sistémicos: trazabilidad médica y financiera, compras con doble verificación y auditorías clínicas independientes.
- Servicio protegido: cero interrupciones en coberturas y cronogramas públicos de mejora.
Si el Gobierno mantiene la separación operativa entre Ejecutivo, MP y tribunales, y publica datos verificables en cada hito, el apoyo coyuntural puede volverse confianza sostenida. Si no, el rebote será estadístico y breve.
La independencia se prueba cuando duele. Este es el examen. La nota no la pone el aplauso: la pone el resultado.










