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Mercosur: la cumbre exhibe fisuras sobre Venezuela y acelera el reclamo de mayor flexibilidad comercial

La cumbre del Mercosur en Foz de Iguazú dejó dos señales claras: no hay consenso sobre cómo encarar la crisis de Venezuela y crece la presión interna para flexibilizar la política comercial del bloque mientras el acuerdo UE–Mercosur vuelve a posponerse.

En el capítulo venezolano, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva advirtió que cualquier intervención militar externa sería una “catástrofe humanitaria”, en alusión al endurecimiento reciente de la postura de Washington. El contrapunto llegó desde Argentina, donde Javier Milei respaldó la presión internacional sobre el régimen de Nicolás Maduro. La divergencia evidenció la falta de una línea común en el bloque ante la escalada de tensiones.

El frente comercial tampoco ofreció una salida inmediata. Lula insistió en que el acuerdo UE–Mercosur debería firmarse “en enero”, aunque la Comisión Europea ya dejó entrever nuevas demoras por resistencias internas, especialmente de Francia e Italia. La propia prensa europea advierte que un traspié dañaría la credibilidad de la UE y su agenda industrial, mientras AP recoge el optimismo brasileño pese a los obstáculos. Con el pacto otra vez en suspenso, los socios del Mercosur reactivan la idea de diversificar alianzas (Canadá, EAU, India, Singapur) y piden plazos “no infinitos” en las negociaciones.

En seguridad, la cumbre respaldó la puesta en marcha de la Comisión de la Estrategia del Mercosur contra el Crimen Organizado Transnacional, concebida para coordinar inteligencia, investigación y persecución de redes de narcotráfico, trata y lavado. Brasil convocará junto con Uruguay a una reunión de ministros de Justicia y Seguridad de Sudamérica para afinar operativos conjuntos y cortar financiamiento ilícito.

Hubo, además, roces de coordinación política. El paraguayo Santiago Peña cuestionó la falta de sincronía con Brasil en actos binacionales y pidió más recursos para la integración: rechazó un nuevo fondo de USD 30 millones por insuficiente y recordó que el FOCEM nació con USD 100 millones, una cifra que debería indexarse para recuperar poder de compra y acelerar obras estratégicas.

Lectura de conjunto: el Mercosur atraviesa una transición. Sin una posición común sobre Venezuela y con el pacto con la UE otra vez en pausa, el bloque intenta ganar margen con más flexibilidad para negociar terceros acuerdos, coordinar seguridad regional y recomponer financiamiento para infraestructura. La viabilidad política de esa agenda dependerá de que, más allá de la retórica, los cuatro socios logren alinear tiempos y prioridades en los próximos meses.

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